¿Cómo surgió la idea del encuentro y con qué objetivos?
“La idea surgió a partir de varias necesidades y premisas que percibí desde mi lugar de estudiante. Destaco que el trazado académico no genera un espacio que contemple la literatura rosarina como tampoco la creación artística literaria: el foco está puesto en otros aspectos de la formación. Y con esto en mente, nos preguntamos: ¿por qué no generar el espacio que contemple estos aspectos? Desde ahí, Letras En Cambio comenzó a trabajar conjuntamente con autoridades, docentes y graduados, en busca de una respuesta que supliera estas carencias”.
(Natalia López Gagliardo, miembro de la agrupación Letras En Cambio).
“Las posibilidades que habilitan las Jornadas de Literatura de Rosario son múltiples: al mismo tiempo que nos permite conocer a los escritores y poetas de Rosario y la región (algunos de ellos, egresados de la Escuela de Letras de la UNR), significa un acercamiento interdisciplinario a la actividad literaria y sus diferentes campos de acción”.
(Gonzalo J. Arzuaga, miembro de la agrupación Letras En Cambio).
“Este espacio significa la participación tanto de aquellos que busquen involucrarse en un futuro en este campo como de aquellas personas que nunca tuvieron la oportunidad de acercarse a la literatura de Rosario”.
(Agustín Schiavon, miembro de la agrupación Letras En Cambio).
“Las jornadas son también un espacio de encuentro que integrará no sólo a quienes estudian y reflexionan sobre la literatura desde los ámbitos académicos, sino también a aquellos que la producen extramuros de la facultad, como es el caso de escritores fundamentales como Jorge Riestra, premio nacional de literatura, Angélica Gorodischer, Rafael Ielpi, entre otros”.
(Marcelo Britos, miembro de la comisión organizadora).
“Cuando pensamos las Jornadas quisimos interrogar a cada uno de los espacios por los que Literatura deambula. Creímos conveniente comenzar a situarla en la historia, ahí fue cuando recordamos los tomos de “La literatura de Rosario” de Eduardo D’Anna y quisimos comenzar, precisamente, ubicando a los autores de Rosario en una genealogía espacio-temporal y crítica. D’Anna, junto con el Prof. Roberto Retamoso, docente de nuestra facultad, serán los encargados de abrir estas cinco instancias de debate que comenzarán el próximo lunes 30 de mayo. En consonancia con este panel, y a modo de Obertura, reinauguraremos la muestra de Marita Guimpel, con selección de textos a cargo de María Isabel Barranco y Graciela Aletta: Cien Años de Literatura.
Luego, era necesario abrir el debate sobre la oferta y la demanda de producciones rosarinas en el mercado editorial. Nos preguntamos cuáles son los criterios con los se manejan las diferentes editoriales de nuestra ciudad a la hora de editar el libro de un escritor rosarino, cómo pensaron las colecciones y las definiciones de su catálogo, cómo responde el público a esa oferta y qué sucede con esa producción en el contexto de nuestro país. Invitamos a los editores responsables de Editorial Fundación Ross, Editorial Municipal de Rosario, El Ombú Bonsai, Colección La Capital y Homo Sapiens ediciones.
Desde el primer día en que ideamos las Jornadas, hubo dos paneles que hicieron las veces de divas del encuentro: el panel sobre Narrativa de Rosario y el que le dedicamos a la Poesía. Porque sí, porque una de las ideas primigenias de las Jornadas decía de las ganas de invitar a narradores y poetas de la ciudad a leer sus producciones o las poéticas de otros artistas en nuestra Facultad. De abrir el espacio académico, darle la bienvenida a estas voces y fundamentalmente, de sentarnos junto a estudiantes de la carrera de Letras a disfrutar de la escucha. La selección no fue nada fácil pero atendiendo a nuestro recorrido de lectura invitamos a Rafael Ielpi, Martín Prieto, Fabricio Simeoni y Beatriz Vignoli; Osvaldo Aguirre, Angélica Gorodischer y Jorge Riestra.
La incorporación de un panel que se interrogue sobre si existe una escuela de crítica en nuestra ciudad, responde a una pura provocación. Porque sí, ciertamente, hay críticos rosarinos que instalan debates en las aulas y en sus investigaciones individuales (muchos de ellos han sido y son docentes de la carrera de Letras). Con sus intervenciones ocupan un lugar particular en el espacio habilitado por la crítica académica argentina. A la vez, estos críticos constituyen una firma de autor, un estilo, algo así como el espacio intersticial que muestra modos de pensar la Literatura. Para hablar del asunto, invitamos a críticos-docentes de Universidades Nacionales: Miguel Dalmaroni (UNdLP), Analía Gerbaudo (UNL) y Silvio Mattoni (UNC).
Finalmente, pensamos que a estas Jornadas debíamos sumarle una mesa en la que se discuta el trabajo realizado en las revistas de Rosario. Las publicaciones muestran a la ciudad y al país la intervención artística, instalan debates e, incluso, algunas han sido el lugar en el que los escritores daban sus primeros pasos antes de pasar a la edición del libro. Pensamos en revistas emblemáticas, algunas representan verdaderos bastiones para la discusión; otras, más jóvenes, muestran la renovación de la movida literaria: Ciudad Gótica, Cultura Etérea, Diario de Poesía y La Cachimba. Y claro está, a nuestro criterio, nos faltaba una pata importante, la pregunta por Rosario como escenario imaginario, periodístico y dramatúrgico. Cómo piensan escritores que no han nacido en Rosario el espacio, el río, la tradición, la ciudad, las infancias. Invitamos a críticos y docentes: Adriana Astutti y Sylvia Saítta.
Abrimos la Facultad de Humanidades y Artes, como espacio académico, hacia los bares por los que por las noches pasa y se queda la literatura. Por eso, cada día de estas jornadas se cierra con las voces e intervenciones de artistas locales que forman parte de las poéticas actuales”.
(Laura Utrera, miembro de la comisión organizadora).
“Además, con la proyección de la película “Cine Negro”, haremos un homenaje al Negro Fontanarrosa, con la participación de su directora Mariana Wenger y comentarios críticos de Emilio Bellón”.
(Agustín Schiavon).
¿Qué significa “literatura de Rosario” para ustedes? ¿Tienen alguna definición en particular? ¿Qué tipo de movimientos o de particularidades observan en la producción literaria actual y en los estudios al respecto?
“Desde el punto de vista de la producción, decimos, existe una literatura local como existe una industria local, un comercio local, una cultura local. Es cierto que en las comparaciones, similitudes y diferencias con literaturas cercanas nos cercenan, nos ponen en dudas, y la duda más grande es quizás que una literatura local sea, justamente por local, una mala copia de otra literatura…, adivinen cuál: la genial literatura de la capital. Ya nos ponemos en un lugar de disminución. Ya nos condicionamos ante la existencia de un aparato que todo lo hace más fácil y más rápido que nosotros, que trabajamos a mano, que tratamos de escandir controladamente un plácido relato que otro lo haría con sencillez e incluso con elegancia.
Digo, desde el punto de vista de que elegimos estar, vivir, contar historias en un lugar determinado, nace e inmediatamente se hace adulta una idea de que existe la literatura de Rosario. Desde el punto de vista en que dejamos de mirar a los demás con esa admiración para empezar a entender que nosotros también tenemos un hermoso ombligo por el que nuestras madres supieron alimentarnos nueve meses en sus vientres, pienso que es un gran momento éste, el de afirmar sin vergüenza ni rencor que queremos esta literatura de Rosario. Desde el punto de vista borgeano, de que nos pertenece toda la cultura universal, y que las historias que se cuentan en Rosario son tan buenas como las de la Polinesia, no existe una literatura de Rosario, sino una literatura que en todo caso se hace en Rosario.
Somos críticos, contamos historias, nos hacemos nuevos amigos. Queremos fundar un espacio que concentre ampliamente la producción literaria “de acá”, sin color local, dando de baja a condicionamientos que vengan de los que a partir de este momento pasan a ser los bárbaros”.
(Nicolás Manzi, miembro de la comisión organizadora).
“Aunque es evidente, la literatura de Rosario sólo puede pensarse como parte de la Literatura Argentina (y de la universal, como dijo Nicolás, parafraseando a Borges), entretejida con otras producciones, corrientes y discursos, atravesada e influenciada por ellos y, a la vez, conformándose en un proceso de permanente reconstrucción. De hecho, pensarla como objeto de estudio conlleva, como primera dificultad, el poder acordar su corpus, marcar qué escritores y qué obras en particular ingresan al mismo y cuáles se excluyen y con qué criterio se practica esta selección. Partimos, creo que todos nosotros, del prejuicio de considerar como “de Rosario” aquellos textos que escriben personas de la ciudad, nacidas o residentes en ella, que comparten, con diferencias sociales, culturales, geográficas, de lecturas, de influencias y generacionales, una voluntad de crear en esta ciudad, desde o sobre ella, y con un sentido, aunque sea transitorio, de pertenencia. Con todas estas salvedades, y otras que omitimos, y a pesar también de la rica heterogeneidad de las producciones individuales, existen correspondencias entre un grupo importante de narradores de Rosario. La preferencia por la historia, donde se juega día a día el destino, por sobre el debate explícito de ideas o la exposición narcisista de erudición, la preocupación por trabajar estéticamente el lenguaje y plasmar la multiplicidad de registros sin excluir a las “voces de la calle”, sumado a cierta tendencia a los personajes excéntricos, generosos en matices pero más próximo a los hombres cotidianos que a esos extraños especímenes intelectualoides que construyen otras tendencias de la literatura Argentina y universal.
En este sentido, las Jornadas no son un gesto “localista” sino una acción reflexiva y de valorización de la producción local desde su interior. Porque, en muchos casos, se vuelve la espalda a grandes textos de Rosario porque la crítica, la Universidad y el mercado, por diferentes razones, los han soslayado como si, y siguiendo el planteo de Nicolás, para ser valiosa, una obra hecha y editada en Rosario, necesitara la aprobación de Buenos Aires. En otros casos, incluso con ese reconocimiento, parcial o pasajero, las políticas culturales y editoriales, los medios u otros factores, no han conseguido acercarlas adecuadamente a los lectores. Parecería ser que “de Rosario”, para nosotros mismos, fuera un estigma o motivo a priori de rechazo. Pero es un problema o una característica que excede a este ámbito. Quizá sea una pregunta acerca de nuestra idiosincrasia como rosarinos”.
(Federico Ferroggiaro, miembro de la comisión organizadora)
“Es necesario (y creo que es una de las pretensiones de estas jornadas) darle visibilidad y un escenario a esta problemática”.
(Laura Utrera).
El tema es inédito para unas Jornadas académicas. ¿Cómo fue recibido en la universidad y qué perspectivas o proyecciones creen que puede tener?
“El tema no es inédito, pero sí su dimensión. Y lo es precisamente por la diversidad de tópicos, las problemáticas abordadas, el prestigio de los panelistas invitados. Quiero destacar algo que para nosotros es fundamental: el objetivo principal es la apertura de la Academia y de la Facultad hacia la geografía de las letras de Rosario. Y esto fue posible gracias a la participación, la colaboración y el entusiasmo de cada uno de los panelistas.
En cuanto a las proyecciones, tenemos pensadas muchas cosas. En lo inmediato existe el compromiso de la Universidad de publicar las actas que resulten de estas jornadas. Además, generar espacios de apertura extracurriculares como seminarios y conferencias que posibiliten profundizar los tópicos y los debates. En definitiva, nuestra aspiración es que las Jornadas sean el inicio de un largo camino”.
(Alejandro Vila, miembro de la comisión organizadora).
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